Cambiar el cuento

Muy a menudo me he cuestionado el mensaje que transmiten algunos cuentos tradicionales infantiles y, como no, los roles que desarrollan las protagonistas de las películas de animación que dan vida a los personajes de esos cuentos. Me refiero a las películas de la factoría Disney, algunas producidas hace más de 80 años, que siguen siendo referentes entre los niños (y no tan niños) actuales.

Me pregunto si los estereotipos que muestran las figuras femeninas de estas animaciones promueven la repetición de roles tradicionales entre los jóvenes que han crecido con estos referentes sin ser del todo conscientes de ello.

Les princeses Disney

Si analizamos a las conocidas como “Princesas Disney” podemos observar algunas cosas, si más no, preocupantes. Todas ellas son muy jóvenes, guapas e ingenuas. Y entre sus habilidades destacan: cantar, bailar, limpiar, cocinar, coser, tejer, cuidar a otras personas… Además, conseguir la felicidad no depende de ellas mismas, sino que pasa por casarse con un “príncipe azul”. Por no decir que solo plantean un amor posible, el heterosexual.

Vamos a hacer un repaso cronológico:

–    Blancanieves (1937): Es la primera y la más sumisa y pasiva de todas las “princesas”. Son los animalillos del bosque los que la ayudan a encontrar un refugio, que resultará ser la casa de los siete enanitos. Mientras estos trabajan en la mina (aigó, aigó), ella se queda en casa haciendo las tareas domésticas. Es engañada por su madrastra y cae en un sueño profundo; no depende de ella salir de ese estado de ensueño, sino de un príncipe, quien sin su permiso, le dará un beso (hoy en día ya sabemos lo que es que un chico bese a una chica que está inconsciente).

–  Cenicienta (1950): Es la esclava a las órdenes de un madrastra y dos hermanastras que abusan de ella tanto como pueden. Ella no hace nada por cambiar su situación y acepta con abnegación su destino, aunque sueña con casarse algún día. La intervención de una hada madrina (Salacadula Chalchicomula. Bibidi, Babidi, Bu) la ayudará a hacer realidad su sueño: el afortunado es un príncipe que no se preocupa en saber su nombre y que se olvida de su cara después de pasar toda una noche bailando con ella; tiene que confiar en encontrarla a través de un zapato de cristal que ella pierde (el chico sufre de amnesia o ¿qué le pasa?).

–  Aurora (La bella durmiente, 1959): Es la primera película en la que se cuestionaba los matrimonios concertados, cosa que está bastante bien. Pero la protagonista no puede ser más pasiva, pues se pasa la mayor parte de la historia durmiendo y en ningún momento toma ni una decisión por sí misma. De hecho, el príncipe la “despierta” con un beso (otro beso “robado” a una chica inconsciente…), se casa con ella y se la lleva a su reino (¿alguien le preguntó a ella si quería casarse con él? Es un poco contradictorio todo…).  

–  Ariel (La sirenita, 1989): Es a la primera a la que no vemos haciendo tareas del hogar, cosa que es agradable y esperanzador. Pero, aunque se muestra más rebelde que las anteriores, acaba cambiando su bien más preciado (la voz) a cambio del chico que le gusta. Con todo, queda reducida a una mera apariencia, a un objeto bonito (pero sin voz, cosa que es muy simbólico: “calladita está más mona”).

–   Bella (La bella y la bestia, 1991): En ella vemos un cambio importante: es inteligente, ávida lectora, independiente y ¡no quiere casarse! Este cambio se debe, seguramente, a que es la primera producción de Disney donde participó una mujer (Linda Woolverton), hasta el momento solo había hombres detrás de la creación de la historias. A pesar de este perfil tan prometedor, acaba consiguiendo la “felicidad” enamorándose y casándose con un príncipe que se esconde bajo la apariencia de un bestia (aquí yace una de las mayores falacias del amor romántico: “El amor lo puede todo. Tú puedes cambiarlo. Él cambiará por ti”).

–    Jasmin (Alladin, 1992): Es la primera en no ser de raza caucásica (¡Por fin! Se empieza a dar visibilidad a otras razas y culturas). Aunque Jasmin se rebela contra su padre porque no quiere casarse, lo acaba haciendo igualmente (lo único es que no es un matrimonio forzado, sino por “amor”). Este final sigue mandando el mensaje de que la felicidad solo se consigue con amor (y con el matrimonio).

Con el tiempo, las princesas sumisas han dejado paso a las heroínas rebeldes; por suerte hoy en día hay otros referentes en los cuentos en los que fijarnos (¡Gracias a Gaia!). Como ejemplo, quiero destacar a: Pocahontas (1998), que deja de lado el amor por primera vez en una producción Disney con protagonista femenina y escoge aquello que realmente le importa: su pueblo. Mulan (2009), quien delante de las imposiciones de su cultura, acaba travestida para poder luchar. Mérida (Brave, 2012), que no acepta la injusticia de no poder hacer aquello que le gusta (montar a caballo, tirar en arco…) por el simple hecho de ser chica.

 

Me gusta saber que las niñas de hoy en día tienen un abanico más amplio de “espejos donde mirarse”. Y quiero creer que los adolescentes son más críticos frente a las desigualdades de género y otras discriminaciones (raza, sexo, apariencia, cultura, creencias…). Aunque la realidad nos dice que queda mucho por hacer aún, pues se repiten conductas tóxicas y roles tradicionales entre nuestros jóvenes que siguen creyendo en el amor romántico (las chicas) y en el amor patriarcal basado en la superioridad masculina (lo chicos), como única vía para conseguir la verdadera felicidad.

¡Seguiremos luchando por cambiar el cuento!

Lídia Castro Navàs

47 comentarios en “Cambiar el cuento

  1. Yo me he criado con esos cuentos y aún me gusta ver muchas películas Disney, de hecho tengo la colección entera. Sinceramente a mi no me ha influenciado en nada, son cuentos. Hay un chico con Asperger que se comunicó gracias a estos cuentos con sus padres. No hay que darle más importancia de la que tiene.
    ¡Me encanta la Cenicienta! Me disfracé de ella y eso no quiere decir que yo lo sea.
    La educación está en casa, y a mí, mis padres me enseñaron a sentirme igual que mi hermano, no había distinciones.

    Besazos de luz.

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    • No podemos perder de vista que cualquier expresión artística (musical, literaria, artística…), no deja de ser el reflejo de la socieddad que la crea. Solo digo que la sociedad ha evolucionado y las películas de Disney no parece que se adapten en temas de igualdad. Pero poco a poco y tiempo al tiempo.
      Como dices, lo importante es una buena educación en casa, pero que en los productos de consumo sociales se fomenten otros roles, también ayuda.
      Muchos besos de luz, María 🙂

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  2. Totalmente de acuerdo. Estos cuentos son consecuencia de lo que llevamos en el genoma, pero también causa que perpetúa ese mismo genoma. El cambio no solo está en la lucha de la calle, las manifestaciones y todo eso, que sí; el cambio profundo y permanente está en ir denunciando y modificando este tipo de conductas que enumeras, las que todos y todas, tenemos asimiladas como naturales.

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    • Muchas gracias por tus palabras, Macarro. Como bien dices es cosa de todos cambiar algunos aspectos y productos de consumo que tenemos «naturalizados». El de las moralejas de los cuentos infantiles sería uno de ellos; otros, un tanto más polémico, es el tratamiento de la figura femenina en la publicidad (pero eso me da para otra entrada jajaja).
      En fin, entre todos podemos hacer un mundo mejor y más igualitario.
      Gracias de nuevo, compañero. Saludos.

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  3. Al final Disney como tantas personas van evolucionando, adaptándose a los tiempos. No pasa nada por leer cuentos de las princesas Disney sabiendo que son cuentos e historias, y que la realidad a la que aspiramos es otra. Ya estamos esperando por tu próximo artículo. Besossss

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    • Por suerte, la sociedad va evolucionando y las cosas cambiando. Pero hace falta hacer más por conseguir una sociedad más inclusiva, menos desigual. Sé que un cuento no hace daño, pero si ese mensaje se repite en más ámbitos, se convierte en un input muy poderoso en personitas influenciables. Y cuando crecen normalizan ciertas cosas. Así es como funciona. En fin, que hay mucho por hacer aún, pero todos juntos podemos hacerlo.
      Un abrazo enorme, Rubia.
      P.D: ¿Cómo va esa pierna?

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      • Eso,eso,seguir haciendo y sembrando semillas que darán su fruto.La rodilla mejor cada día, los ejercicios que hago y masajes me sirven a pesar del dolor, jejeje.Gracias,un abrazo

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  4. Wuauuuw creo que has abierto un cajón sin fondo!!! Jaaajjjj
    No, ahora en serio.
    Esto es como todo y al igual que el resto evolucionará, por narices.
    Tienes razón en todo lo que dices: mandan un mensaje muy claro, si eres mujer más vale que sepas cantar y planchar, solo puedes aspirar a que un buen príncipe te haga feliz. ¿En serio? ¿Nuestra felicidad depende de un maromo?
    Dicho lo cual, he disfrutado con esas pelis. Como bien sabéis tengo una hija, y al igual que no me importa que ella las vea, tampoco me importa que el niño (o ella si quiere) jueguen a videojuegos de lucha. Con esto quiero decir que todo depende de la educación y los límites: espero que ni ella se convierta en princesa ni él en asesino.
    Y ahora una curiosidad: ¿Has visto mi perfil de Facebook? Pocas veces lo cambio y si lo hago alterno entre la foto de Mulan cortándose el pelo y la de Mérida con mirada desafiante.
    ¿Estaremos conectadas😉?

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    • Muchas gracias por tus palabras, Sadire. Yo opino igual, con la evolución estos productos acabarán por adaptarse a la nueva sociedad que reclama más igualdad. Por eso es necesario que los más pequeños los miren con ojos críticos, que a veces son incapaces de hacerlo como un adulto que sabe distinguir entre lo que es y lo que debería ser. Para ello la educación es clave.
      Y por lo de la conexión… no dudo que de algún modo estamos conectadas!! 🙂
      Yo también he tenido a Mérida de foto de perfil en Facebook jajajaja 😉
      Besacos, compi 🙂

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  5. Los cuentos, en cuanto a la personalidad de sus personajes, han ido evolucionando. Si te fijas en el de las mujeres, por ejemplo en los dos primeros que mencionas, tienes las dos caras de la moneda. Por un lado la inocente, abnegada y trabadora; y por otra parte la mala malísima. Los hombres son secundarios del reparto.
    Tienen varias lecturas y vistos hoy seguros que resaltamos más el transfondo que el cuento en si.
    Conste que no te llevo la contraria Lídia, solo aporto mi visión como una pieza más del puzzle que acabas de poner encima de la mesa.
    Saludos 🖐️

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    • Sobre esto he estudiado mucho. Los arquetipos de mujeres usados en una sociedad patriarcal (desde época romana) son 4 (usaré vocabulario un poco llano y simplificaré mucho para no extenderme): la madre, la virgen, la puta y la bruja.
      En los cuentos de hadas, como los que yo he expuesto, salen dos: la virgen (representada por la princesa) y la bruja (representada por la malvada madrastra o incluso puede ser bruja, directamente).
      De lecturas puedes hacer cuantas quieras, y todas serán correctas. Pero es innegable que lo que subyace en un cuento es el claro reflejo de la sociedad a la que va dirigida. Sin perder de vista el contexto de cada uno de ellos, pues desde el primer cuento han pasado ya 80 años.
      Gracias, JM. Un saludo 🙂

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      • El tema da para muchos comentarios, simplemente, ciñiéndonos a Snow White (1937) solamente hay dos personajes fuertes y opuestos como representantes del bien y el mal. Y, precisamente, ambos son mujeres, así que aquí el patriarcado se limita a los enanos, el cazador con escrúpulos y al príncipe tontaina que pasaba por allí. Por lo que yo diría, en este caso, matriarcado; la madrastra controlando el reino y Blanca a los enanos incluido el gruñón.
        Saludos 🙂

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      • Ya veo que a ti también te gusta hablar el último… jajajaja 😛
        Tu visión no es en absoluto descabellada en el caso de Blancanieves, no por ello deja de ser desigual el trato del personaje principal que muestra una actitud sumisa y pasiva.
        P.D: Acabo de ver ahora mismito tu comentario en Amazon 😍😍 ¡Mil gracias! 😊

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  6. Wow! Es clara la evolución no es lo mismo la tímida de Blanca Nieves que la valiente Bella que decide enfrentar a la bestia para salvar a su padre y bueno es qué hay que tener en cuenta la época en que fueron creadas, en lo personal no creo que todo esté perdido en el pasado, incluso creo qué hay cosas que podrían y sería bueno rescatar, amor y bondad, amarse, ser bueno con uno mismo y con los demás, es decir, parte de los conflictos sociales es esa propagación de resentimientos de unos contra otros, en MI opinión. BN no discriminaba a los animales porque no eran como ella, y tampoco es que los enanos digan “hey si que bien que llegó la chiquilla a limpiar”, al menos yo siempre he creído que se incomodan por su llegada y al final se encariñan con ella. Que las princesas de antes se muestran más inocentes, si, pero ser buena y dejarse herir no es lo mismo. Quizá a todos nos gustaría ver a una Cenicienta que les lance el balde de agua a las hermanastras y diga “hey estúpidas háganlo ustedes”, pero ella estaba en una situación de acoso en su propia casa!!! Quien crece así no tiene mucha autoestima. Además el camino lo labramos nosotros, quien obra mal no termina bien en los cuentos y ese mensaje a mi me parece muy valioso. Creo que la idea del príncipe puede ser traducida como “vales mucho, mereces mucho” es decir, un príncipe no es un hombre común que encuentres a la vuelta de la esquina; los cuentos siempre han estado llenos de simbolismo. Por ejemplo, Cenicienta vivía acoso, viste con harapos (su baja autoestima) pero llega el hada madrina y le dice “hey no llores ve al baile” ( hey!! hay un mundo mejor allá afuera, esto no es todo, la felicidad también existe, la vida no es solo sufrimiento) y le da un vestido nuevo y zapatos lindos (le devuelve su autoestima y al amarse a ella misma se ve linda) y sale a ver qué es cierto hay otra vida diferente. Cambiar la visión también sirve, las historias de Disney tienen una constante: el amor. El amor del príncipe despertó a Aurora, el amor de Bella rompió el hechizo de la Bestia, Merida tuvo que comprender el amor de su madre para que dejara de ser oso, el amor de Mulan por su padre la llevó a salvar China. A mi me agrada la idea de un príncipe azul, valiente y amoroso. Pero como mi vida depende de mi, elijo un Emperador Romano musculoso o un vikingo barbudo 😂😂😂

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    • jajajaja Me has hecho reír con tus últimas palabras. Te agradezco todas ellas, QKi. Sé que hay muchas personas, sobre todo mujeres, que aún creen en el amor romántico y en el príncipe azul. Yo también caí en sus redes. Pero después de estudiarlo, ahora sé que es una invención social.
      Me gusta eso que dices que en los cuentos se enseña a ser bondadoso, buena persona y si haces mal, acabas mal. Es una moraleja muy potente y en ningún momento he dicho que sea algo malo, al contrario. Solo he analizado cómo aparece la figura femenina en los mismos.
      De nuevo, muchas gracias por tus palabras. Saludos y abrazos, Qki. 🙂
      Deseo que llegue a tu vida el emperador romano o el vikingo barbudo (los dos bien musculosos y fornidos) jajajajaja

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  7. Muy buen artículo, Lídia, me ha gustado mucho. Aún queda mucho camino, pero la mentalidad de la sociedad cambia y debe cambiar todo lo que le rodea. No pienso que deban desaparecer los cuentos clásicos, pero sí ir apareciendo más con otras bases y principios, como Mulan o Mérida. Opciones hay muchas y eso es lo que hay que enseñar a los niños.
    Me encanta esta nueva sección 🙂
    Besotes

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    • Muchas gracias, Luna. Yo opino exactamente igual. Los cuentos no tienen que desaparecer, pero los nuevos deben adaptarse a las nuevas realidades y sensibilidades. Como dices Mulan y Mérida encarnan muy bien otro tipo de mujer más decidida y más actual (aunque se sitúan históricamente en el pasado).
      Gracias, es una sección que quería hacer hace tiempo, pero por trabajo me había sido imposible, pues no me sobran muchos ratos libres (con la de hobbies que tengo, no llego a todo jajajaja).
      Besotes de vuelta, Luna 🙂

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  8. A ver, por partes:
    a) El Disney ese me cae fatal por motivos ajenos al arte. Claro que Richard Strauss también y escucho su música. O leo obras de Lovecraft.
    b) Siempre me han parecido moñas las películas desde que vi Dumbo —y debía tener como siete añitos—.
    c) Cierto es lo que comentas. Pero esas películas también se corresponden con un contexto histórico que no podemos cambiar y hay que tomarlas tal cual. es decir, como cuando lees una historia de caballerías: hay que contextualizar. Porque sean de determinadas épocas no vas a prohibirlas, como tampoco prohibirías el Lazarillo.
    d) Sin embargo, las más modernas no me parecen tan «guais». Muy al revés, para el mundo en el que vivimos, me parecen ultraconservadoras, dictadas por la conveniencia de caer bien a cierto tipo de público. Especialmente Pocahontas, que desvirtúa por completo el hecho histórico para adaptarse a la conveniencia social de quienes crean la película. Además, las moralejas siguen siendo las mismas: sé tú mismo que el mundo ha de reconocer tu valía, winner – looser, tienes poderes ocultos, con amor y otras moñerías puedes cambiar a la gente… Y, la verdad, como moraleja me parecen mucho más modernas las de Esopo.

    Estoooo, ¿se nota que no me gusta nada, nada, nada? 🙂 😉

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    • jajajaja me gusta tu comentario, ahí separando con letras cada argumento y desarrollándolo para dar tu opinión con criterio!! Muy bien, estoy de acuerdo en que no tiene porque gustarte Walt Disney, yo no tengo mucha opinión creada de ese señor que se hizo congelar, así que no me cae ni bien ni mal.
      Cierto es que las pelis hay que analizarlas teniendo en cuenta el contexto histórico en el que fueron creadas, de ahí que haya marcado los años de estreno y también haya introducido el hecho de que algunas de ellas cuentan con 80 años de antigüedad.
      ¡¿Quién ha dicho prohibirlas?! ¡En absoluto! Siendo historiadora le doy un gran valorar a toda creación antigua, pero sí que debemos ser críticos con el contenido. Y, eso tú y yo podemos hacerlo perfectamente, somos adultos, hemos recibido una formación y podemos discernir sobre si una cosa es acorde o no. Pero una criatura influenciable que ve por primera vez la Cenicienta no lo será. Es ahí donde pongo yo mi atención. La educación de las nuevas generaciones para poder ser críticos con las desigualdades cuando las vean y que no las normalicen. Además, las nuevas producciones deberían adaptarse a las nuevas realidades: niños con minusvalías, otras razas, LGTB, diferentes culturas y creencias deberían estar presentes en los cuentos y películas infantiles de la industria tipo Disney. Y ojo, que vamos hacia esa tendencia, aunque más lento y no siempre tan inclusivo de lo que uno quisiera.
      Muchas gracias por tu comentario, Francisco. Se te echaba de menos por estos lares. Así que bienvenido de vuelta!! Un abrazo 🙂

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      • La cuestión que me planteas me viene genial, verás… cuando escribimos ficción en un tiempo pasado, debemos contextualizar bien, pero no por ello puedes crear a un personaje que luche contra la opresión. Yo lo he hecho, en mi última novela 🙂 La protagonista es una adolescente de época medieval que se rebela contra las discriminaciones a las que está sometida.
        Es solo una idea. Como hay otras. No se trata en desvirtuar la historia, en absoluto (te recuerdo que soy historiadora jajaja), pero se trata de adaptar las historias dirigidas a jóvenes y niños para que sean inclusivas e igualitarias. Y, por supuesto, que no naturalicen o normalicen comportamientos que deberíamos erradicar.
        ¿Te he convencido? jajajaja 😛
        Un placer contestar a tus planteamientos. Saludos!

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      • Perdona que siga con esta conversación, pero es verdad que es un tema que creo importante y con gran enjundia.
        Efectivamente pienso lo mismo. Si escribes marrativa histórica o en contexto histórico, sin duda te debes adaptar a esa realidad. Pero si tienes que fabular para la educación el asunto es otro. Incluso con los clásicos —y soy bastante radical cuando oigo lo de «interpretar a los clásicos», me sale un sarpullido; a los clásicos no se los interpreta ni se los versiona salvo excepciones, tan solo es necesario explicar el contexto— siempre conviene ver o hacer ver las circunstancias que rodean la obra.
        En fin, no sólo es que me hayas convencido, es que creo que en realidad estábamos de acuerdo —salvo mis pequeñas «radicalizaciones», pero son tan pequeñas que, si se caen, se rompen—.
        En cualquier caso, interesantísisma conversación

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  9. Todo lo que expones aquí da para mucho, mucho. Muchas reflexiones. Creo que no haces otra cosa aquí que plantear y mostrar verdades como templos, así que vaya por delante mis «felicidades». Muy acertado lo que explicas y creo que sí, que las películas o cuentos clásicos de Disney ven a la mujer desde una óptica absolutamente patriarcal y machista, como algo pasivo, secundario y dependiente cómo no de los hombres, o príncipes, que serán los que lleven la iniciativa, tomen las decisiones y «las salven». O las salve el amor, a través de ellos. No me alargo porque ya lo has desarrollado muy bien. De todas maneras debo decir que, pese a no ser un entendido en el tema, o estar muy bien informado, la factoría Disney o este señor se han llevado un aluvión de críticas considerable. Como muy bien dicen los comentarios, se trata a pesar de ello de otro contexto histórico, otra época y otros valores, que van quedando trasnochados (pero a pesar de ello perduran). Así que sí, hay que contextualizar y a la vez saludar y esperar que esos nuevos valores, la diversidad, un papel más activo de la mujer y una mayor igualdad en todos los sentidos vaya asomando, porque la sociedad evoluciona y algunos referentes culturales también, o al menos deberían. Mulan o Pocahontas son buenos ejemplos de ese cambio, pero como al mismo tiempo señala por ejemplo torpeyvago, Pocahontas se llevó no pocas críticas e incluso el propio término se usa en plan despreciativo y peyorativo (diría que incluso el imbécil de Trump).
    También es muy cierto lo que dices: parece que el único amor o relación correcta o válida sea la heterosexual. ¿Por qué no se plantean historias o cuentos donde dos chicas se relacionen o enamoren, o dos chicos? ¿Sería demasiado moderno y subversivo para los niños? Aunque esto daría para otro debate. Hace muchos años recuerdo las reflexiones de cierto cantante o actor gay, aunque no recuerdo quién era, que se preguntaba si la sociedad estaba preparada, o en verdad quería ver, por ejemplo a dos hombres gays besándose o abrazándose o tirados semidesnudos en una playa, de la misma forma que vemos a un hombre y una mujer, pongamos por caso en un spot publicitario, y parece aceptarse como lo más «normal». Lo cual demuestra lo mucho que le queda por avanzar a esta sociedad machista y homófoba.
    Por último, no puedo resistirme a hacer LA BROMA: Te has saltado que Blancanieves sí que escapaba a esos roles tradicionales. Lo suyo era orgiástico, al vivir con siete tíos nada menos. Jajaja, anda que no se han hecho bromas en plan pornográfico con este tema. Y chistes y hasta películas, supongo. Claro que me podrás decir que enfocarlo en plan pornográfico es también machista, si se toma a la mujer como un mero objeto. Pero también es otro cantar. No te lo tomes a mal que es BROMA, una de esas malévolas de las mías.
    El post es tremendo. Creo que da para desarrollar todo esto mucho más y hasta me pregunto si no se han escrito libros, artículos o tesis sobre este tema. Tiene que haber material.
    Once upon a time… Érase una vez una bloguera… Los nuevos cuentos deberíamos desarrollarlos entre todos/as.

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  10. Excelente análisis que has realizado y ¡vaya cantidad de «breves» comentarios, Lídia! Los cuentos son un claro reflejo de la sociedad en el tiempo de su creación, por lo que, natural y lentamente tendrán que ir cambiando las características de sus protagonistas y los mensajes de cada uno, en los que sigan escribiéndose. Siempre han sido una maravillosa herramienta para estimular la imaginación de los niños y el adulto que los lee o cuenta, puede acercarlos a la realidad promoviendo intercambios de opinión entre y con los pequeños, pues ellos también son seres pensantes y la sociedad en que viven y se desarrollan les está aportando una gran diversidad de temas y situaciones.
    ¡Un gran abrazo!

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  11. Completament d’acord amb la teva entrada. Des de fa anys sóc conscient d’eixos estereotips de gènere que ens volen inculcar -o que ens han intentat inculcar, puix que, com assenyales, als últims anys això està canviant-. Disney és una companyia que durant molts anys ha defensat una dóna passiva, més bé esclava de les decissions de l’home. Les noies han crescut interioritzant eixes idees, i els nois les han vistes d’allò més normals; i fins i tot a dia d’avui hi ha noies que tenen una idea romàntica segons la qual esperen tindre una vida de compte de fades, on ell domina i té tot el dret a ser gelós i coses semblants, amb un comportament possessiu. Per sort, les darreres pel.lícules han presentat dónes amb un caràcter més fort. Per cert, el que més m’agrada de Mulan és que es tracta d’un cas històric.

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  12. ¡Huy la que has liado! ¡Hoy en día. el Disney se iba a atrever a matar a la mamá de Bambi! El arquetipo se cuela en el cuento, como el azúcar en la comida, porque así se vende mejor. Este post es cañero de verás. Un besazo.

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    • «El arquetipo se cuela en el cuento, como el azúcar en la comida» 😍😍 Ma encantaaaaa!!! Va ser uno de mi lemas a partir de ahora. Además, uno dos terribles venenos contra los q hay q luchar.
      Me alegra que te parezca cañero el post, es lo q pretendía 😅
      Besazoo, Carlos

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  13. Cierto. Las diferentes sensibilidades que han, por fin, logrado un hueco en nuestra sociedad se plasman en historias juveniles e infantiles que se desmarcan del canon imperante. No obstante, sí es verdad que queda camino por recorrer, aunque prefiero ser optimista al respecto y decir que se seguirá avanzando, pese a quien pese, porque, pese a olas y mareas de progreso y retroceso, al final la historia de la humanidad se decanta por el progreso 🙂

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