Se levantó esa mañana con la firme intención de terminar con su bloqueo. Se sentó frente a la máquina de escribir, cerró los ojos y posó los dedos sobre las teclas. La imaginación empezó a fluir… Escuchó la música de una feria, los gritos y risas de unos niños divirtiéndose, vio un tiovivo antiguo, pero ¡tenía animales de verdad en los que montarse! Al instante, abrió los ojos, releyó lo que acababa de escribir, arrancó la hoja con rabia y la tiró a la papelera. No era el bloqueo contra lo que luchaba, sino contra el síndrome del impostor*.
*Síndrome del impostor: Se trata de un trastorno psicológico en el cual las personas son incapaces de asimilar sus logros (en el ámbito que sea: laboral, creativo, académico…). En el mundo de la escritura, este síndrome hace que nada de lo que esta persona escriba le parezca bueno o a la altura de sus expectativas. Suele ser muy común entre escritoras y también en el mundo de la autopublicación.
Esta es mi propuesta para Escribir jugando de abril, un microrrelato de 99 palabras, basado en la carta, con la palabra del dado: ojo y como opcional: la máquina de escribir.


¡Te invito a participar!
Puedes consultar las bases aquí:
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Lídia Castro Navàs